Día tres mil quinientos diecisiete de mi viaje de peregrinaje por los más santos santuarios del Mentr. ¡Alabado sea Unnukui, que creo la música del Mentr!
Antes de ayer me levanté fresco y como nuevo después de los siete días que estuve convaleciente tras el ataque del Warkner, a tres días de sobrevolar Las-real.
Como ya os dije en el relato del día anterior, tuve la mala fortuna de tener que pasar por el desfiladero del Warkner, un jabalí monstruoso de cuyo peligroso embiste se me advirtió, aconsejándoseme que no pasará por su desfiladero, pero de haber evitado ese atajo hubiera variado extremosamente el itinerario de mi ruta, tardando un mes más en arribar a destino.

Se me informó muy seriamente de que el Warkner había aplastado a más de trescientos cincuenta guerreros buranos hacia apenas unas semanas,

… pero yo tenía que seguir mi peregrinaje por lo que orando tomé las fuerzas suficientes para pasar lo más rápido posible por ese desfiladero. Sin embargo, allí me salió el Warkner rugiendo enloquecido, era horrible y espantoso pero yo le di un codazo y un cabezazo y logré esquivar su embiste, aunque me empujó con su morro en un rebufo monstruoso lanzándome cuarenta metros hacia adelante entre unas duras rocas…

… Pude sin embargo escapar. Muchos están asombrados de mi capacidad de sobrevivir al embiste furioso del Warkner pero yo les dije que esto no fue más que un don que me dio el gran Unnukui, creador del Mentr.
Después de siete días convaleciendo así, monté mi cometa, y, sentado ante sus manivelas, la conduje mediante complejas maniobras hacia las excelentes columnas matinales de aire caliente que ese buen día de corrientes estaba inflando el sol.
Me iba acercando así hacia una región de la que se me había hablado con anterioridad mucho, que llaman Las-real…
Yo en realidad tenía que cruzar esa región sin tomar tierra, y superar las montañas de Pulgar antes de enfilar mi ruta hacia el Santuario de Gudirai. Se me habló muy seriamente sobre los peligros de esa región, sin embargo, después de la experiencia con el Warkner yo no le di más importancia.
Mi cometa iba haciendo rizos de avance ascendente típicos por las corrientes de aire caliente, típicos de cuando se quiere saltar grandes montañas, avanzando hacia las montañas del Pulgar tras las cuales sé que está el templete de Dimenprey en el cual planeaba hacer noche.
Tras esas maniobras mire hacia abajo, y pude ver una meseta repleta de socavones, eran cientos sino miles de montículos dispersos por la meseta, cada uno de los cuales tenía algo así como un enmarque que parecía la entrada de una mina…

Decidí aproximarme un poco y vi que ante las cavernas con bocas mineras de la meseta de Las-real, bajo sus sombras caminaban o simplemente merodeaban y estaban sentados unos seres que yo diría que eran gatos, pero no unos gatos cualquiera sino gatos como civilizados, con ropajes e incluso uniformes que casi hasta parecían portar armas.Esto me produjo aún mayor curiosidad por lo cual decidí acercarme todavía más bajando por una corriente de tobogán frío unos cientos de metros con mi cometa.
Tomando un puente descendente de corrientes de aire frío, descendí unos 300 metros de altura anterior apareciendo de pronto ante el montículo más grande de los cientos o miles de montículos de esa región de cuevas mineras. Sobre su cima había un gato muy especial, era un gato blanco enorme, sacando el catalejo para observarle mejor, me acerque unos metros más al gato. Entonces lo miro con el catalejo y veo que el gato saca en actitud desafiante algo metálico de su bolsillo y me lo lanza. De inmediato sentí un silbido al lado izquierdo de el triángulo de mi cometa, que rasgó la tela del alero un poco poniendome en peligro de caer. Tuve que elevarme a toda velocidad unos quinientos metros y en dirección opuesta al gato colosal, para evitar nuevos ataques, siin embargo el gato lanzó otro proyectil contra mi cometa no logrando su objetivo de derribarme.
Haciéndole gestos de rechazo y reproche a su actitud atacante, que el me contestó groseramente, moví el cometa a toda velocidad hacia los riscos de Pulgar pero en ese momento mirando hacia abajo vi un enorme socavón quizás de cinco kilómetros de ancho por diez de largo, que mostraba como una especie de lago de oscuridad muy inquietante. Afortunadamente pude reaccionar rápido y elevarme otros quinientos metros pues el aire inmediatamente situado sobre ese cráter de oscuridad, inmenso y misterioso, que algunos creen que es la mayor Puerta del Lans, evitando así ser absorbido hacia esa negra noche nocturna subterránea que devora a los viajeros y caminantes incautos entre la región de Las-real y las Montañas de Pulgar.
Allí el aire estaba frío y casi rozaba las rocas de los riscos con mi cometa cuando cruzaba esa montañas, sin embargo logré superar los Riscos de Pulgar y deslizarme suavemente durante unas horas unos cientos de kilómetros más adelante, hasta aterrizar ante el Templete de Dimenprey, alabado sea Unukui, y hacer noche en él.
Por hoy dejo mi narración, pues tengo que reparar mi cometa y desmontar la tienda de campaña, pero más adelante os contaré nuevas peripecias de mi viaje peregrinaje por los santuarios del Mentr. En el día 35.000 miles de la creación del Mentr por Unnukui, – alabado sea Unnukui -.
Firmado:
Migelest el bastolcio, el Peregrino del Mentr
(en el día tres mil quinientos sesenta y siete de su viaje por las inmensidades del Mentr)
