Él se debatía por entre los muros y pasillos del laberinto en que el rey le había metido.
Era muy triste que el rey no le entendiera a él pero él sí le entendiera al rey.
¿Cómo decirle cuál era su situación real?
De vez en cuando el rey con su ejército y su guardia acudía al laberinto a sacarle y mostrarle al pueblo como símbolo de poder.
Minotauro rugía furioso pero no contra el pueblo sino contra el rey y su guardia.

Nadie le entendía. Se creía que había sido enviado por Zeus y se le tenía como si fuera una bestia a la que quizás algún día sacrificara… pero Minotauro nunca dijo la verdad porque no podía…
No podía decir la verdad no sólo porque no se le entendiera sino porque había cosas que él no podía hacer entender.
Minotauro se había caído de las estrellas. Era el tauro de la constelación que había bajado y había pisado la tierra de Creta y allí había sido atrapado por Minos, pero no en el sentido en el que nosotros poéticamente pensamos sino en el sentido de que había bajado a la tierra desde la Constelación de Tauro de otra forma, en el sentido de que Minotauro había sido un Náufrago de las Estrellas.